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Transporte chatarra opera a la espera de acciones del Intrant

En mayo de 2018 la directora ejecutiva del Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (Intrant), Claudia Franchesca de los Santos, anunció el plan de “deschatarrización”, con el objetivo principal de sustituir los carros conchos por autobuses que formen parte de un sistema integrado para mejorar la calidad de movilidad de los ciudadanos y el transporte urbano, sin embargo, estas acciones aparentan estar rezagadas.

El transporte público (carros y minibuses conchos), se ha convertido en denigrante, odisea interminable, peligrosa por las condiciones en las que se encuentran y operan estos vehículos. Sin puertas, sin luces, cuando llueve las personas se mojan, choferes imprudentes y mal educados, falta de higiene en su máxima expresión y apiñamiento desmedido que exceden la capacidad del carro o minibús son solo algunas de las “pruebas” que viven las personas que utilizan este medio de supuesta movilidad digna.

Asimismo, las carreras por quien acapare más pasajeros, detenerse en dónde le viene en gana y agresión a las personas, son algunas de las denuncias que han llegado hasta los medios de comunicación. Este tema ha sido debatido cientos de veces, sin embargo, no ha sido suficiente para que haya un compromiso inmediato para erradicar esta forma de transportarse.

Igualmente, las quejas entre los conductores privados es abundante, quienes alegan que el Intrant y la Dirección General de Tránsito y Transporte Terrestre (Digesett), hacen caso omiso a las infracciones de los carros y minibuses conchos. Como la omisión del mal estado de los neumáticos, luces delanteras y traseras quemadas, sin el marbete al día, en casos sin placa de identificación, no poseer luces direccionales, no tener parabrisas, no tener silenciador de tubo de escape, no ceder el paso a vehículos de emergencias, estacionarse en paradas de guaguas, obstruir el tránsito, conducir en exceso de velocidad, manejo temerario y conducir mientras habla por celular.

Por tal razón, pareciera que estos individuos son privilegiados y exentos de cumplir los mandamientos establecidos en la Ley 241 sobre Tránsito de Vehículos y la Ley 63-17 de Movilidad, Transporte Terrestre, Tránsito y Seguridad Vial en la República Dominicana.

Plan de Movilidad del Gran Santo Domingo (PMUS)

Según un estudio del Plan de Movilidad del Gran Santo Domingo (PMUS), presentado por el Comité de Pilotaje el pasado mes de junio, arrojó que en la gran metrópolis ocurren tres millones 97 mil 106 viajes al día, de los cuales el 42% representa el transporte privado, 36% transporte público (de este un 9% se desplaza en el Metro de Santo Domingo), 21% a pie y menos del 1% en bicicletas.

Este plan es parte del desarrollo de Reglamentos, Normas y Disposiciones de la institución que han elaborado en un marco regulatorio. Igualmente este proyecto que fue anunciado por primera vez por el presidente Danilo Medina el pasado mes de diciembre de 2017 incluye la construcción del corredor 27 de Febrero y las dos terminales del Este y del Sur que incorpora este corredor. En cuanto al tema económico, el Intrant había informado que tras la implementación del sistema de autobuses integrados y dignos, el Gobierno se ahorraría RD$6,000 millones tras eliminar el subsidio a transportistas públicos.

La titular del Intrant incluso reconoció el “fracaso” en que se convirtió el transporte público en el país. “Si tú me dijeras, que con ese subsidio ellos convirtieron el sistema en un sistema eficiente, pero no, han fracasado en todo lo que han intentado, tanto el Estado, como ellos”, manifestó en una ocasión De los Santos.

También la ley 63-17 establece que para la “deschatarrización” de vehículos el Estado deberá facilitar un bono para que los propietarios adquieran vehículos nuevos para operar en sus rutas determinadas.

Estudios realizados por técnicos del Intrant han determinado que el 57% del parque vehicular de República Dominicana tiene 15 años o más, lo que demanda una migración urgente al nuevo modelo de movilidad urbana.

Incertidumbre de la situación a enfrentar

El hecho de abordar cada día estos vehículos en las condiciones inhumanas tiene un impacto psicológico negativo para los seres humanos, cuya consecuencia es la generación de estrés, irritabilidad y disminución de la autoestima.

“Tomar transporte público en nuestro país es un poco selvático, que a muchas personas cuando van a sus trabajos o centros académicos, les preocupa el medio de transporte; les preocupa la viabilidad de que si van a encontrar transporte o no. Esto genera estrés de solo pensar con lo qu se va a enfrentar. Esto se traduce en irritabilidad ante cualquier situación desagradable. Genera mal humor”, dijo Heidi Camilo, psicóloga clínica a elCaribe.

Objetivo
Dotar al país de un sistema de transporte eficiente, seguro y de calidad, cuyos actores esperan la intervención necesaria.

Tomado de https://elcaribe.com.do/

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