El debate
Santo Domingo Este-.Los debates entre los aspirantes presidenciales son mecanismos que su implementación se puede considerar recientes en términos literarios o científicos ya que el primer debate televisado del mundo hizo su aparición en el 1960, en los Estados Unidos de Norte América, cuando lo protagonizaron: John F. Kennedy y Richard Nixon.
Este debate, que se llevó a cabo un 27 de septiembre, fue seguido por más de cincuenta millones de espectadores, donde resultó vencedor el Joven Kennedy para ese entonces, que fue favorecido tanto por la imagen que proyectaba como por su imponente presencia frente a las cámaras.
En la República Dominicana, esta modalidad de los debates entre los aspirantes a la Primera Magistratura del Estado es una figura desconocida. Aunque en el año 1962 entre el Profesor Juan Bosch y el sacerdote jesuita Láutico García se dio un debate político que fue televisado, pero él -Láutico García- no era aspirante presidencial.
Para las próximas elecciones presidenciales varios sectores de la sociedad han puesto en boga el tema de realizar un debate entre los aspirantes. Sobre dicho debate se han expuesto muchos puntos de vista y se ha especulado bastante de cómo debería realizarse y quién podría salir airoso.
Obviamente, el que toma mayor relieve y se le ha dado más seguimiento y, por supuesto, despierta las mayores expectativas, es al posible enfrentamiento entre el ingeniero Hipólito Mejía y el licenciado Danilo Medina. Esto es natural. En las manos y el cerebro de uno de estos dos aspirantes va a quedar el poder, y en sus decisiones estará mayoritariamente el destino nacional para el cuatrienio 2012-2016.
Vamos a plantear, según nuestro parecer, algunas de las fortalezas y/o debilidades de ambos candidatos a la presidencia, para luego dar la opinión de si existe alguna brecha para que pueda materializarse tan pregonado debate, y pasar nosotros a ser testigos para la historia de este acontecimiento de interés nacional e internacional.
Veamos primero el caso de Hipólito Mejía, que presenta las siguientes fortalezas, a saber:
Posee la experiencia de manejarse con los medios de comunicación.
Tiene un lenguaje coloquial y espontáneo.
Presencia física, de hombre maduro y responsable.
Proyecta una imagen de firmeza; hombre de decisión.
Sus debilidades para presentarse en un debate en los medios de comunicación de masas: televisivo, radial, escrito…. son:
Reacciona sin pensar mucho; instintivamente.
Sus planteamientos son cortos; no profundiza ni conceptualiza los temas.
Luce tosco al contestar preguntas.
Posee un escaso dominio de sus emociones y un pobre manejo escénico.
Se delata ante el poco dominio de los temas que expone.
Mala memoria, por lo menos frente a los medios de comunicación.
Es prepotente, o por lo menos el público lo percibe así.
Se incomoda con facilidad y se sale de control.
Es bromista y mal improvisador; dice lo que cree y no lo que debe decir.
En definitiva, su mayor y peor debilidad es su mala gestión de gobierno en los años de 2000 al 2004, lo que hace que ya no le luzcan tanto sus frecuentes chistes, a los cuales les ha sacado tantos provechos.
Ahora nos corresponde abordar las características de Danilo Medina en cuanto a sus puntos favorables, las fortalezas. Presentamos las más sobresalientes, que son:
Tiene domino cabal de los temas nacionales e internacionales que más interesan a la población.
Ha basado su oferta electoral en propuestas concretas de los problemas del país.
Muestra seguridad en los planteamientos y muy bien razonados.
Excelente memoria, responde rápido.
Conceptualiza; tiene agilidad mental, deja satisfecho con sus respuestas al entrevistador y al oyente.
Es buen comunicador en las entrevistas, especialmente cuando no se auxilia en el pódium del telepronter.
En consecuencia el licenciado Danilo Medina se presenta como todo un estadista depurado, conocedor del intríngulis del poder.
Corresponde ahora que citemos las debilidades que se observan en este aspirante frente a un posible debate. Estas son:
Presenta una imagen de hombre tímido.
Gaguea, tartárea, repite palabras frecuentemente.
Su figura no es la del hombre o el candidato carismático.
En consecuencia su apariencia no es de un hombre de la televisión.
Llama la atención del equipo de campaña del ingeniero Hipólito Mejía, que son ellos los que han tirado la primera piedra del debate, reflejando el desconocimiento o subestimando el “Pensamiento sobre la senda del Guerrero”, que aconseja: “No provoques una acción que no estés seguro de dominar”, que se expone en el I Ching, uno de los cinco libros clásicos del confucionismo.
Por cierto, a propósito de este esperado debate, el sacerdote católico Rogelio Cruz, según una noticia aparecida en el periódico digital Visión Clave.com, de fecha 28 de marzo del 2012, dijo: “Hipólito Mejía no tiene nada en la cabeza y lo ha demostrado eternamente y lo sigue demostrando. Está incapacitado para conceptualizar y mantener una conversación coherente durante dos minutos seguidos”.
En este mismo contexto, Danilo Medina parece haber hecho acopio del proverbio extraído del libro “Hagakuré: El libro secreto del Samurai”, de la autoría de Yosho Yamamoto, y que también aparece en el “Pensamiento sobre la senda del Guerrero”, que recomienda: “Ganar primero, combatir después, lo que dicho en dos palabras es ganar antes”.
También dice un viejo refrán popular, que quien tiene el control o domina un área determinada; “conoce al cojo sentado y al ciego durmiendo”. Entonces es lógico suponer que el ex presidente Hipólito Mejía y su equipo de estrategias van a hacer hasta lo imposible para que este debate no se realice; lo van a boicotear por cualquier vía para que no llegue a feliz término.
Hipólito Mejía y su equipo de campaña van a exigir condiciones y requisitos insólitos, anormales; sin ninguna lógica que no sea la de ellos exclusivamente, lo que busca es un sólo interés: que no se realice ningún debate.
Los razonamientos de estos análisis nos llevan a la conclusión de que el referido debate político-electoral entre estos dos aspirantes a la presidencia se va a quedar en los titulares de los periódicos, por tanto decimos: El debate no va.